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Brasil

  • Foto del escritor: aroundtheglobo
    aroundtheglobo
  • 1 may 2018
  • 8 Min. de lectura

A pesar de que cada viaje es único e inigualable, quiero empezar compartiendo con vosotros la experiencia de unos de mis viajes favoritos, Brasil.

¿Cómo decidí que este sería mi próximo destino? Nunca había estado en Latinoamérica y Brasil era una opción muy llamativa. Conocer Río de Janeiro y subir al Cristo Redentor era una de las cosas que tenía pendiente en mi lista. Además de esto, conocía algunos amigos que habían visitado el noreste de Brasil y las fotos de su viaje me fascinaron…con lo cual, ese sería mi próximo destino!

El precio total de este viaje fue de aproximadamente 2.000€, incluyendo vuelos, hoteles, traslados, comidas y otros gastos personales.

Un mes antes de salir, pedimos cita en la unidad del viajero del Hospital Carlos III, donde nos recomendaron vacunarnos contra el tétanos y la hepatitis A. Este centro tiene una gran afluencia con lo cual recomiendo pedir cita lo antes posible ya que en algunos casos es imposible conseguir cita con meses de antelación.

En cuanto a equipaje, mi recomendación es llevar una mochila ligera, ya que como veréis a lo largo del camino, no podrás arrastrar la maleta en ningún sitio salvo en Río. Para muchas de nosotras esto no es fácil, pero verás que en muchos momentos del viaje desearías incluso haber llevado únicamente lo puesto. Una buena opción es la Cabin Max que puedes encontrar en Amazon a un precio muy asequible, no pesa nada, y tiene forma rectangular en vez de ser un macuto, algo que resulta bastante más cómodo a la hora de meter y sacar la ropa.

Salimos de Madrid el 29 de Agosto a las 07:45 de la mañana y aterrizamos en Río ese mismo día a las 15:40 después de una corta escala en el aeropuerto de Lisboa. El traslado desde el aeropuerto hasta el hostal dónde nos alojaríamos decidí contratarlo con ellos directamente y el precio fue de R$ 90 (unos 20€ aproximadamente).

El hostal donde nos alojamos fue el Injoy Hostel, en una zona muy tranquila y segura en el área de Botafogo y a tan solo 5 minutos andando del metro. El precio por persona en habitación doble y baño privado fue de unos 90€ aproximadamente para tres días (30€/día) con desayuno incluido. El hostal era bastante nuevo y muy limpio, además contaba con una pequeña terraza muy agradable en la entrada. En los alrededores de la zona hay muchos sitios para poder comer/cenar o simplemente tomar algo, además de supermercados, farmacias, cajeros, etc.

Ese mismo día llegamos un poco tarde para hacer turismo, con lo cual decidimos explorar la zona y cenar en un restaurante local.

En todo momento decidimos movernos en transporte público, mayormente en metro, dado que era muy cómodo. Cuando estuvimos, algunas paradas todavía estaban en obras pero querían tener todo terminado para las olimpiadas. En ningún momento tuvimos miedo, hay mucha seguridad, tan solo hace falta usar un poco la lógica, no llevar ropa ostentosa, joyas, cámaras a la vista, etc. para evitar cualquier susto.

El primer día visitamos el Jardín Botánico de Río de Janeiro, hasta allí llegamos en autobús, hay muchas líneas que llegan hasta el parque dependiendo del origen, la manera más fácil de saber como llegar es usando Google Maps. El jardín es una maravilla, tiene más de 100 hectáreas y una gran variedad de flora y fauna. El precio de la entrada es de R$ 9 (aprox. 2€) un precio insignificante para todo lo que hay en su interior (ojo! solo efectivo). El horario es 8:00 a 17:00 de martes a domingo y de 12:00 a 17:00 los lunes.

Después de visitar el jardín, fuimos a dar un paseo por el Lago Rodrigo de Freitas, el famoso lago con forma de corazón donde se han celebrado muchas de las pruebas de las olimpiadas. En él puedes hacer una pequeña parada para disfrutar de un famoso agua de coco (los podrás encontrar casi en cualquier esquina de Brasil) o dar un paseo en barca a pedales por el lago. Toda esta zona es un barrio de clase alta muy agradable para pasear y hacer una parada para comer, en nuestro caso, la hicimos en la terraza de Lapamaki, un restaurante Japonés en la calle Vinicius de Moraes, dónde comimos por 15€/persona. De ahí, nos volvimos al hostal para cambiarnos, coger las toallas e ir a la famosa playa de Copacabana, por supuesto, con poco más que la ropa, toalla y unos reales para poder tomar algo en la playa. Paseando hasta la zona de Leme (norte de Copacabana), hay un pequeño camino de rocas desde donde se puede disfrutar de unas buenas vistas de toda la zona. Desde ahí, el paseo hasta el hostal es muy agradable, para después poder darte una ducha y salir a cenar. Esa noche, lo hicimos en la terraza de Boteco 98, un bar de comida brasileña con largas mesas en la terraza dónde muchas familias y amigos se reúnen para cenar y disfrutar del futbol ya que dispone de pantallas en la terraza. El precio de esta cena fue de 11€ por persona.

Dado que los lugares más turísticos de Rio están un poco alejados los unos de los otros, decidimos contratar un tour en minivan con el hostal para optimizar el tiempo. En el nos llevaron hasta el Cristo Redentor, dónde nos tuvieron que dejar en un parking para más tarde coger un tranvía que te lleva hasta la cima (incluido en el precio de la entrada), el precio oscila entre los R$ 62 – R$ 75 ( 14€-18€) dependiendo de la temporada. Más tarde nos llevaron a dar un paseo hasta el barrio de los artistas, Santa Teresa. Para los menos atrevidos, este es un buen lugar para divisar las favelas sin tener que adentrarse en ellas. Después de tomar un pequeño tentempié por el centro, fuimos a visitar las famosas Escaleras de Selarón, el aqueducto de Carioca y la catedral de Río de Janeiro. Para finalizar, nada mejor que despedirse de Río disfrutando del atardecer desde el Pão de Açúcar, una de las vistas más impresionantes de Río. El precio de la entrada son R$ 80 (19€).

Al día siguiente, nos pusimos en marcha rumbo a la llamada "Rota das Emoções" Nuestra primera parada en esta ruta sería la villa de Jericoacoara. Para llegar hasta allí ya habíamos reservado con antelación billetes con TAM destino a Fortaleza, haciendo una pequeña escala en Brasilia. Una vez en Fortaleza, cogimos un taxi hasta la estación de autobuses del centro, dónde compramos los billetes hasta Jijoca de Jericoacoara con la compañía Fretcar, el precio fue de 15€. El viaje fue un poco largo, algo más de 8 horas, pero el autobús era muy cómodo, los asientos se reclinaban por completo e hicimos varias paradas a lo largo camino. Eso sí, recomiendo llevar algo de abrigo encima ya que el aire acondicionado está muy fuerte. Poco antes de llegar al pueblo, y en mitad de la noche, el bus nos dejó en una explanada, ya que a partir de ese punto no había más carretera. Allí había esperando varios 4x4 que te llevaban hasta la villa. Una vez allí, te das cuenta porqué el autobús no podía llegar a tu destino. Entras en el oasis, un pequeño pueblo en medio de la nada sin carreteras ni acereras, tan solo arena, música, bares, pequeños hoteles y muy buen ambiente.

Casa Fufi era el lugar elegido para pasar tres de las cuatro noches en Jericoacoara y dónde pagamos 125€/persona (42€/noche) y debido a que no había mayor disponibilidad tuvimos que coger otra noche en Myo Tattoo Bar Pousada (35€ la noche). Para mi gusto, Casa Fufi merece más la pena. Mi recomendación es que cojas más de cuatro noches, una vez allí entenderás por qué. Los únicos planes para estos días son relajarse, hacer kite, montar a caballo, ver los atardeceres desde las dunas, tomar una caipiriña mientras escuchas música en directo e ir al laguna de Jericoacoara a pasar el día. Estos son algunos de los sitios dónde comimos o nos tomamos algo: Bar do Alexandre, Pousada Maxitalia, Samba Rock y Alchymist Beach Club entre otros. En muchos de estos sitios no hay problema en pagar con tarjeta, aunque siempre es recomendable llevar efectivo.

Nuestro próximo destino era Parnaiba, el transfer en jeep hasta allí lo contratamos en Jericoacoara. No recuerdo cual fue el precio, pero se que mereció la pena, nos llevó a ver caballitos de mar, cerdos en medio de la nada, gente haciendo snow en la arena, e incluso hicimos drifting por las dunas.

Las dos noches en Vila Parnaiba nos costaron 53€/persona (27€/noche), he de decir que no mereció mucho la pena quedarse dos noches, pero es verdad que si hubiéramos ido directos hasta Barreirinhas el viaje se habría hecho muy pesado. Y uno de los dos hicimos una excursión en barca por el delta de Parnaíba (28€/persona), navegando entre manglares, observando el vuelo de los Guarás rojos y saltando dunas.

Desde Parnaiba hasta Barreirinhas nuestro plan era coger un bus, pero las cosas se torcieron en el camino y ese día el bus no pasaba, con lo cual tuvimos que contratar un transfer privado en pick up hasta Barreirinhas, el pueblo más cercano a Lençois Maranhenses, y donde nos alojamos una noche en Pousada Murici (26,50€/noche) para al día siguiente embarcarnos en una lancha rápida (R$ 25 aprox.) hasta Atins, justo en las orillas del parque nacional. Antes de eso, decidimos dejar nuestras maletas en la posada a la que posteriormente volveríamos para tan solo llevar un par de mochilas con lo justo y necesario, además aprovechamos para comprar agua y algo de comida para la excursión ya que en Atins no hay supermercados.

Atins tan solo se compone de unas pocas casas y hostales. Las posada donde nos alojamos fue Pousada Cajueiro Atins (31€/noche), donde tenían muy buenos cockteles. Otros sitios que recomendaría para cenar serían “La Pizza” un italiano al lado de Pousada Maresia y por supuesto el pequeño barco que se encuentra en medio de la playa regentado por un argentino, sus ceviches son espectaculares! Además de pasear por los alrededores, recomiendo encarecidamente contratar un tour a caballo por la dunas y ver el atardecer desde allí. Al día siguiente por la tarde comenzaría nuestra aventura por Lençois Maranhenses.

El parque nacional de los Lençois Maranhenses, es un parque formado por dunas, en los meses más lluviosos, el agua se queda estancada entre las dunas, formando entre ellas pequeñas lagunas.

Comenzamos a caminar hasta el canto de Atins, allí almorzamos los famosos camaroes grelhados con arroz de Antonio en el Restaurante Canto dos Lençois y donde también nos alojamos esa noche. Esta vez no disponíamos de habitación, tan solo de unas hamacas colgadas del techo. El precio por la comida, cena y la hamaca fue de 25€/persona. En este mismo restaurante/albergue nos consiguieron un guía para hacer el recorrido por el parque, no recomiendo ir por libre, ya que todo lo que veréis a vuestro alrededor son dunas. A pesar de que el parque dispone de distintas rutas nosotros elegimos una de 10 horas, desde el canto de Atins hasta Barreirinhas. Para comenzar esta aventura, comenzamos a caminar a las 5:00 de la madrugada, todavía no había amanecido pero íbamos preparados con linternas. El motivo de salir tan pronto fue para evitar las horas de calor extremo, pese ello, fue inevitable encontrarse con los más de 35 grados al sol. Recomiendo llevar un zapato cerrado para andar por la arena a pesar de que no sea lo más cómodo, pero hay momentos en los que el calor de la arena te puede abrasar los pies, además recomiendo otras protecciones como gafas, crema solar y gorro.

Tras 10 horas subiendo y bajando dunas disfrutando del paisaje, llegamos a la posada en la que unos días antes habíamos dejado nuestras maletas para darnos una de las mejores duchas de nuestra vida. El cansancio se veía reflejado en nuestras caras, por ello merendamos y nos fuimos a la cama.

Al día siguiente por la mañana cogimos un transfer hasta el aeropuerto de Sao Luis para volver a Río, esta vez la escala fue en Sao Paulo. Dado que ya sabíamos cómo llegar al Injoy hostel, decidimos coger un taxi que finalmente nos costó 5€ más barato. En nuestras últimas horas por Río, decidimos hacer compras de última hora, pasear por Copacabana, la avenida de las Naciones Unidas, subir a la terraza del centro comercial Botafogo Praia Shopping y comer en Hells Burguer (8€/persona). Después de comer, tocaba despedirse para poner rumbo de vuelta a casa.

 
 
 

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